jueves, mayo 28, 2009

Francamente Querida...Me Importa Un Bledo.

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Esta entrada lleva su nombre gracias a una de mis películas favoritas, y si eres conocedor sabrás a cual me refiero.

Las decepciones se dan porque alguien traiciono tu confianza, alguien resulto ser algo que nunca lo esperabas. Yo deposite mi confianza y me traicionaron y a la vez alguien dudo de mí. Así que son las dos caras de la moneda el haber sido traicionada, y a su vez que alguien mas piense que yo lo traicione.

Trate de arreglar la situación y en mi necedad de arreglarla me di cuenta que yo no tenia que hacer absolutamente nada. Es aquí donde se define la CONFIANZA. El enojo (por la impotencia), paso a la decepción (porque me traicionaron y pensaron que yo traicione) para convertirse en simplemente un “Francamente Querida, Me Importa Un Bledo”.

Ahora todo el mundo te llama amigo por algún suceso insignificante que haya sucedido entre los dos, pero olvidan que la amistad es más que el trato superficial entre "tú" y "nosotros" y que consiste en procurar siempre el bien del otro sin que a ti te importe secundar tus necesidades a las del ser querido.

Es axiomático que los amigos no deben traicionarse los unos a los otros y, por ello, la confianza personal conlleva una calidad moral.

Claro que si todos los amigos que nos llegan son como los que acabamos de leer, tener amigos más bien parece una desgracia. Aun así, conviene tener en cuenta que
cualquier amistad que nos traicione nos brinda también la oportunidad para aceptarnos más a nosotros mismos, para profundizar en nuestra capacidad de restablecimiento o simplemente para cuestionarnos quién es nuestro amigo del alma y nuestro amigo de la sombra.
Normalmente basar nuestra confianza en creer que conocemos las intenciones ajenas nos conduce a confiar en lo familiar y a desconfiar de lo no familiar. Simplemente porque suponemos desde el sentido común que conocemos aquello que es familiar.

Así terminamos confiando en nuestros amigos, simplemente porque lo son, y desconfiando de los distantes, simplemente porque lo son. Manifestamos infinita paciencia y comprensión con las traiciones y abandonos de nuestros amigos en la misma medida que manifestamos impaciencia e incomprensión con las fallas de los demás.

¡Mal aconsejados…si creemos que podemos actuar así en el mundo!

En realidad no se trata de saber que alguien es confiable porque no podemos saber cuales son sus intenciones. No podemos basar la confianza en el saber. Lo que quiere decir que no podemos suponer que estamos seguros. En realidad, debido a que las intenciones son ocultas, los seres humanos siempre podemos traicionar: podemos engañar comunicando intenciones que no son verdaderamente las que tenemos. Nada puede asegurarnos contra esta posibilidad. Pero la contrapartida de esta posibilidad de traicionar es la posibilidad de cumplir y guiarnos por buenas intenciones, y muchas veces de manera gratuita. Si le fuera prohibido a nuestro ser la traición, no le sería posible la nobleza.

De cualquier manera como le dijo Rhett Butler en la película “Lo Que El Viento Se Llevo” a Scarlett O’Hara…”FRANCAMENTE QUERIDA, ME IMPORTA UN BLEDO!”
 

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